La importancia de la salud emocional en el embarazo

María Ivette Lara Aguilar

4371084-GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA(2005)
2903267-MEDICINA GENERAL(1999)

El modo en que el bebé se desarrolla en el vientre será determinante para su vida. No sólo el alcohol, el tabaco y una mala alimentación inciden negativamente; ahora la ciencia ha ido más allá y ha descubierto que las emociones de la madre durante el embarazo también desempeñan un papel fundamental en el desarrollo del bebé.

Se exhorta a comprar cosas para el embarazo, ropa, productos para cuidar el cuerpo, novedades para él o la bebé, etc. Algunas son necesarias, otras no tanto, pero poco se informa y se fomenta sobre la salud mental de las embarazadas y hacerles saber que sus emociones van a influir en el desarrollo del bebé.

Durante muchos años, los médicos sólo nos enfocabamos en llevar un control prenatal, dejando a un lado el interés genuino por saber cómo se encontraba emocionalmente la madre. Sin embargo, cada día habemos más médicos interesados en la salud mental de pacientes gestantes y no gestantes.

Los cambios emocionales son una situación normal que se presenta en el embarazo por el incremento de hormonas, esto no debe ser un motivo de preocupación a menos que se encuentre en un estado de intensa inestabilidad emocional y angustia.

Son muchas las razones por las que puede existir estrés en su embarazo; exceso de futuro, cuestiones de salud, económicas, entorno familiar o de pareja, ésta influye en el bienestar de la embarazada y no se le debe restar importancia.

Este tipo de situaciones y otras más, pueden ocasionar una distracción en la atención personal y en el cuidado del propio embarazo.

Sigmund Freud fue el primero en percatarse de la importancia de las emociones y los sentimientos de las madres; dándose cuenta de que las primeras etapas de la maternidad tenían efectos a largo plazo en la psicología del niño y que la educación emocional de los hijos no empezaba cuando estos nacían, sino desde el útero.

Hace medio siglo, se comenzaron a realizar estudios con roedores y monos para comprobar si el hecho de que las madres estuvieran altamente estresadas tenía efectos en el desarrollo de las crías. Cuatro décadas después, un equipo de investigadores del Imperial College de Londres, liderado por la psicobióloga Vivette Glover, empezó a indagar sobre la importancia de las emociones en el embarazo.

Para ello, llevaron a cabo un estudio con 14.000 mujeres embarazadas. Las monitorizaron durante toda la gestación; se midió su nivel de ansiedad, de estrés y luego, se estudió durante años a los niños que nacieron. Vieron que el 15% de los hijos de las madres más estresadas depresivas y ansiosas tenían el doble de riesgo de padecer déficit de atención e hiperactividad. Además, estos niños eran más proclives a ser ansiosos y a tener problemas de conducta. Más adelante, realizaron nuevas investigaciones, esta vez con grupos más reducidos de mujeres, y corroboraron que si la madre está estresada durante el embarazo, su hijo tiene más tendencia a padecer ansiedad y tener problemas de conducta, esto debido al incremento del cortisol* en la madre y que a su vez, éste atraviesa la barrera placentaria. Esta respuesta en la conducta son independientes de las experiencias que tenga su hijo o hija al nacer o de las emociones que comparta con su madre, posterior al nacimiento.


** Cortisol: Hormona que se produce en las glándulas suprarrenales y que se libera como respuesta al estrés.

Hagamos una obsevación, la emoción es una reacción bioquímica inevitable como respuesta a un estímulo externo, las emociones básicas son el miedo, la tristeza, el enojo y la alegría. El sentimiento es lo que puede permanecer por más tiempo y de nosotros depende quedarnos enganchados o trabajar en ello.

De ninguna manera hay que bloquearlas, necesitamos aprender a reconocerlas y saber cómo canalizarlas.

Si estás pasando por una situación emocional difícil busca la ayuda de un especialista que pueda apoyarte y acompañarte en el proceso.

Describiré como ejemplo qué hacer ante una emoción de enojo: puedes mojar una toalla y exprimirla con la intención de soltar, darte un baño, romper papelitos o escribir; éstas actividades ayudarán a que la emoción pierda fuerza y después te permita poder entablar diálogos, invitando a la empatía y a la acertividad, en donde puedas expresar con más tranquilidad tu sentir, lo que necesitas, hacer pedidos y llegar a acuerdos.

Actividades que puedes realizar para reducir el estrés.

  • Lecturas que te generen paz.
  • Música tranquila o alegre.
  • Meditar, hacer oración o alguna práctica contemplativa.
  • Caminar, bailar, abrazar un árbol, pintar, colorear mandalas o figuras que te gusten.
  • Darte un baño relajante (puedes usar aromaterapia con cítricos o lavanda).
  • Un masaje relajante para embarazadas.
  • Ver una película linda o que te haga reír (Evita las noticias amarillistas, programas violentos o películas de terror).
  • Preparar algo saludable y rico.
  • Realizar una lista de gratitud.
  • Platicar con alguien que sea de tu confianza y que esté dispuesto a escucharte sin que te juzgue.
  • Escribir.

Puedes aprovechar el momento de hidratarte con aceites o cremas para acariciar el abdomen, de esta forma el bebé podrá recibir una experiencia positiva sensorial, produciendo una respuesta bioquímica de placer, que se traduce en la segregación de hormonas que ayudan a establecer ese vínculo entre ambos.

Es muy importante que la mamá establezca vínculos con su bebé desde el primer momento de la concepción, ya que es parte de la construcción de la autoestima de un ser humano.

Busca actividades que te lleven a ese estado de paz y bienestar.

Disfruta de la dulce espera y te invito a reflexionar: ¿Qué emociones le estás transmitiendo a tu bebé?

Si no son las mejores, es un buen momento de hacer un alto y elegir transmitirle alegría y bienestar a ese ser maravilloso que llevas dentro.

Cuidemos todos de la salud física, mental y social de las embarazadas.

 Y concluyo con esta reflexión:
“Mejorar el estado emocional de las mujeres embarazadas, es mejorar la salud de la sociedad”         
 Vivette Glober.

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María Ivette Lara Aguilar

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