Síndrome de fatiga crónica ¿Qué sabemos al respecto?

Dr. Jesús Madrid Lémus

Jefatura de Urgencias del Hospital Puebla

Ced. Esp. 8679456

Síndrome de Fatiga Crónica ¿Qué sabemos al respecto?

Sus manifestaciones pueden variar en intensidad, pero tiene como síntoma cardinal un agotamiento de larga evolución, que no cede con el descanso y aumenta en ejercicio. Es, sin duda, una enfermedad que afecta directamente al diario vivir de quien la padece, y en torno a la cual aún existen muchas dudas.

El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) se define como un cuadro de fatiga intensa y continua, que suele aparecer de manera súbita y que permanece por al menos seis meses. Este cansancio no disminuye con el reposo, se agrava con la actividad física y generalmente se acompaña de otros síntomas, como dolor o dificultad para dormir.

Esta patología tendría un origen multifactorial que involucra tanto al sistema inmune, como aspectos genéticos. “Se desconoce su causa exacta, pero puede estar asociada a ciertas infecciones virales, como el virus de Epstein – Barr o el virus del herpes humano tipo 6. Este síndrome también se conoce como Encefalomielitis miálgica, ya que causa una inflamación del sistema nervioso debido a una respuesta defectuosa del sistema inmunitario”.



No es una enfermedad tan prevalente, pero sí se da en mayor proporción en la población femenina. Además, suele presentarse asociada a otras patologías como: fibromialgia, Síndrome de Ehlers – Danlos, Síndrome irritable, Síndrome de Sjögren y sensibilidad química múltiple.



Diagnóstico:

No existe una prueba específica para el diagnóstico del SFC, por lo que la historia clínica y la presencia de síntomas es esencial. No obstante, es importante hacer un diagnóstico diferencial, descartando otras posibles patologías, a través de pruebas o exámenes específicos para éstas.

Para el diagnóstico, el paciente debe presentar los siguientes dos criterios:

Fatiga inexplicable y persistente por seis meses o más, es de inicio repentino, no se alivia con el descanso y reduce en al menos un 50% los niveles de actividad previo.

Tener al menos cuatro de los siguientes síntomas:
· Alteraciones en la memoria o concentración
· Malestar post esfuerzo físico o mental (cansancio prolongado y extremo)
· Sueño no reparador
· Dolor muscular
· Dolor multi-articular sin hinchazón o enrojecimiento
· Dolores de cabeza distintos en tipo o intensidad, respecto a lo acostumbrado
· Dolor frecuente en la garganta
· Sensibilidad cervical o en ganglios linfáticos axilares

Tratamiento

Actualmente no existe cura para esta patología. Médicamente su abordaje está asociado, inicialmente, en la identificación y tratamiento de enfermedades asociadas o subyacentes y en el alivio de síntomas, entre los cuales están los trastornos del sueño, depresión y dolor”; algunas recomendaciones para los pacientes:

En caso de presentar síntomas, acudir con el médico, para el diagnóstico y tratamiento
Tomar descansos adecuados
Practicar técnicas de relajación de manera constante
Acudir a un profesional para terapias cognitivo conductuales
Practicar ejercicio gradual

Uno de los principales problemas que tienen estos pacientes es el dolor y la intolerancia al ejercicio físico. Por lo tanto, el abordaje es orientado al manejo de dolor y a mejorar el funcionamiento físico general del paciente. Los agentes físicos pueden ser recomendados para modificar los umbrales de dolor. Por otro lado, la actividad física de baja intensidad de tipo aeróbica podría mejorar la funcionalidad del paciente

Pronóstico y evolución

La sintomatología del SFC suele persistir de manera prolongada con oscilaciones. Los pacientes suelen presentar períodos de mejoría espontánea, acercándose en ocasiones a la normalidad, pero seguidos de otros de claro empeoramiento. En ningún caso se observa un empeoramiento progresivo hasta una invalidez funcional importante como en las distrofias musculares o en las enfermedades neurodegenerativas. Los síntomas, especialmente la fatiga, persisten con unas características parecidas a las del inicio de la enfermedad.

En la mayoría de las series de seguimiento a largo plazo de SFC se observa que un 60-80% de pacientes siguen este curso persistente con oscilaciones de 1 a 2 meses de duración. En otro 20-30% de pacientes se presenta una mejoría progresiva sin llegar a una situación estrictamente normal, pero muy parecida a la previa al inicio de la enfermedad, quedando con una fatigabilidad temprana que les permite hacer una vida casi normal. Este subgrupo de pacientes que mejoran lo suelen hacer en los primeros meses de evolución de la enfermedad y esta mejoría suele estar en relación a la desaparición de factores desencadenantes.

Perspectivas futuras

En una visión amplia de la problemática del SFC, probablemente no estamos ante una enfermedad de aparición reciente, sino que ha existido siempre, aunque con otros nombres y otras interpretaciones fisiopatológicas. En la actualidad, sólo hemos dado un primer paso hacia un correcto diagnóstico mediante la aplicación de criterios uniformes que permiten un reconocimiento específico de la enfermedad. Ahora se abre un gran reto en la búsqueda de la etiología, etiopatogenia y, sobre todo, terapéuticas útiles de las cuales aún no disponemos.

Es posible que tratamientos con potencial inmunomodulador, antiinflamatorio o antiviral puedan ayudar a mejorar la sintomatología de estos pacientes en un próximo futuro. Hasta entonces, la colaboración estrecha entre pacientes, sus familias y los profesionales médicos debe facilitar el manejo sintomático de esta molesta e invalidante enfermedad. 



En este sentido, es importante el trabajo que realizan las asociaciones de pacientes para ayudar al mejor conocimiento, difusión y reconocimiento del SFC



Se pretende así lograr una mejor adaptación personal, una mayor integración familiar y social de estos pacientes y, en último término, una mejor calidad de vida.